Que mucho que hablo que digo que comento

1.
De repente no me gusta nada la literatura centrada en escritores. No de repente. Nunca me ha gustado la literatura centrada en escritores. Estoy leyendo a Danilo Kis y me siento decepcionado. El primer relato, El apátrida, del libro que leo, Laúd y cicatrices, si no me equivocó, y me equivoco seguido, es una ficcionalización de la vida del autor, Danilo Kis, de su origen, judioeuropeodeleste. El clímax, si es que existe, del relato, El apátrida, es su transformación, ya estuvo bueno, en sujeto literario, en narrador, y quizás, "Paris ist einem endlich Chance... Ja, ja, endlich...", debida a su existencia en otro lenguaje, el francés. De alguna manera Danilo Kis desaparece y surge el apátrida hijo de Aladar von Nemeth. Qué hueva. Rescato no obstante este discurso del último mencionado:

Yo soy la típica mezcla de la monarquía austrohúngara, que en paz descanse: al mismo tiempo húngaro, croata, eslovaco, alemán, checo y si empezara a husmear entre mis antepasados y a someter mi sangre al análisis—una ciencia muy de moda hoy día entre los nacionalistas—encontraría allí, como en el cauce de un río, rastros de sangre arumana, armenia y quizás gitana y judía. Yo, sin embargo, no reconozco esta ciencia del análisis espectral de sangre; una disciplina, por lo demás, de valor bastante dudoso, peligrosa e inhumana, sobre todo en esta época y en nuestra región, donde la nefasta teoría del suelo y sangre crea únicamente desconfianza y odio y donde este "análisis espectral de sangre y origen" se lleva a cabo preferiblemente de forma espectacular y primitiva, con cuchillo y revolver. Soy bilingüe desde que nací y he escrito en húngaro y alemán hasta cumplir los dieciocho años, cuando, después de traducir libremente la colección de poemas de un poeta magiar, me decidió por el alemán, una vez que me era más familiar. Señores, soy un escritor alemán; el mundo es mi patria.
No soy un experto en el Fin de siècle pero la primera parte del discurso -tono, elección de referencias (¿qué es ser arumano?) y vocabulario (ciencia del análisis en vez de ciencia o análisis)- me pinta esa época, esa vida, esa postura, ese estardeesamenraeneselugar que tiene poco que ver con mi visión occidental latinoamericana del mundo, mejor que la transformación en sujeto literario, la visión literaria que Kis tiene de la vida de Kis, lo hace sobre su propia existencia. (Guiño: Nota: qué curioso que El acantilado use guión largo sin espacio para las acotaciones, muy à la gringa, cómo solía hacerlo yo hasta entrar a trabajar a una librería.) O así: no sé si junto al hecho de haber nacido en un hospital en Fiume se pueda poner algo como el darle la vuelta al nombre propio mediante el recurso a la metaliteratura para pintar nítidamente la identidad serbia. (Ojo: no creo que ese sea el objetivo de Kis) Ahora que dejar el serbio por el francés muy bien puede empatarse con "sentirse" más en familia con el alemán que con el húngaro. A lo que voy: No hay nada más banal que la literatura: "Esta postura suya [de von Nemeth] era en primer lugar la consecuencia de su resistencia orgánica hacia lo banal [...]" y en segundo, no se transmitió por la sangre y el origen a su querido Danilo. El relato tiene fuerza, me permite imaginar el incendio del Reichstag, en la medida en que está ambientado en Europa del este y bien podría quitarle las referencias literarias y seguiría hablando sin problemas de Rijeka y Dvorák. Por otro lado, me da todavía más hueva exigirle responsabilidad a una persona, y más a un escritor. Al menos me puso a hablar -sin duda no me puso a pensar.

2.
-¿Qué chiste tiene Yuri Golets? El relato, no Piotr Rawicz.
-Es un homenaje al amigo de Kis.
-Pero yo no conozco a Kis.
-Pero aún así sentiste el homenaje.
-... ¡Oh! Aunque "sentí" más el P.S. bizarro.

3.
Le contesto que la realidad poética también es realidad.
-La realidad es--declara él--como la hierba y la tierra. La realidad es la hierba que crece y los pies que la pisan.
Le contesto que eso también es una imagen poética. Una metáfora.
-Quizás una imagen--admite--. Vamos. tomemos otra copa. Es de guindas. Un aguardiente casero. Me lo trajeron del pueblo unos amigos. El escritor debe--prosigue--considerar la vida en su totalidad. Tiene que anunciar el gran tema de la muerte, para que el hombre sea menos soberbio, menos egoísta, menos malvado, y, por otra parte, dar un sentido a la vida. El arte es el equilibrio d estas dos ideas contradictorias. Es deber del hombre, sobre todo del escritor, y dirá usted que hablo como un viejo, abandonar este mundo dejando tras de sì no una obra, obra es todo, sino un poco de bondad, algo de conocimiento. Cada palabra escrita es como la Creación.

--Clitemnestra--contesta él--. Una auténtica Clitemnestra, capaz de hacer daño. A sí misma o a usted. El amor es una cosa terrible. ¿Qué puedo decirle? Uno o puede aprender de las experiencias amorosas ajenas. Cada encuentro entre un hombre y una mujer empieza como si fuese el primer encuentro del mundo. Como si después de Adán y Eva no hubiera habido miles de millones de encuentros. Sin embargo, fíjese, la experiencia amorosa no se trasmite. Es una gran desgracia. Pero también una gran suerte. Así lo ha dispuesto Dios. Una más y apartaré la botella. María Nokolaievna se enfadaría. Sea prudente. No le haga daño a nadie. Las heridas amorosas son las que permanecen más profundamente grabadas en el corazón. Y no permita que la literatura, en su caso, sustituya al amor. La literatura también es peligrosa. La vida no se puede reemplazar con nada.

Dos de las reflexiones de Nikolai Aleksinski en Laúd y Cicatrices EN (el ya citado) Laúd y Cicatrices.

Comentarios

Anónimo dijo…
Es muy estúpido usted, al pensar eso del señor Danilo Kis.

Hay que pensar más y dejar atrás lo que ni siquiera llega a ser prejuicio en su minicerebro.

¡Saludos, idiota!
Nafrán dijo…
wow, qué comentario más incisivo y argumentativo, ¡felicidades!

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