Verdadero Faulkner

Hace unos días me encontré con (no puede calificársele de otra manera) una joya de Rulfo en una cuarta de forro. Hoy, manoseando Esto que ves es un rostro, me encontré con este epígrafe de Faulkner:

La memoria cree antes que el conocimiento recuerde. Cree mucho más tiempo que recuerda, mucho más tiempo del que tarda el conocimiento en preguntarse. Conoce, recuerda, cree un pasillo en un largo edificio frío, arruinado, lleno de ecos, un largo edificio de ladrillos de un rojo sombrío manchados por la lluvia de más chimeneas que las suyas, construido sobre una especie de aglomerado de carbonillas sin una brizna de hierba, rodeado de fábricas humeantes y ceñido por una cerca de alambre de tres metros de altura, como una penitenciaría o un jardín zoológico. Y, allí dentro, con un piar infantil de gorriones, unos huérfanos uniformemente vestidos con tela azul surgen en visiones locas y furtivas, desaparecen, después, de la memoria, pero quedan constantemente en el conocimiento, tan constantemente como las paredes frías, las ventanas frías donde la lluvia de carbón de las chimeneas vecinas corre en regueros de lágrimas negras.

Luz de agosto, 1932.
Lolita Bosch se merece ser leída solamente por buena lectora.

Comentarios

Ray dijo…
This is the 600th hundred entry on this blog, the 600th hundred, the 600th hundred...

Entradas populares