Nobleza


¿O habrá sido, quizá, que sí estaba en juego la respuesta que había dado un antiguo profesor del seminario que, interrogado por su credo pedagógico, había respondido en forma breve y lacónica: "Narrar y dejar narrar"? Eso, en realidad, era todo lo que hacía falta en este camino cauteloso para aprender e experimentar y comprender mejor al mundo, y el uno al otro. Y quizá, también, descubrir suficientemente temprano la diferencia entre moverse y apenas funcionar. El amor de y hacia las personas, eso no se borra así nomás; sería, en realidad, el único título de nobleza que la vida real es capaz de otorgar.
Merz, El argentino, 2oo9 

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