A los treinta empleos

He tenido veinte o treinta empleos distintos desde que me marche de casa, antes de la guerra, y el resultado siempre ha sido el mismo. Me di cuenta de ello hace poco. En Nebraska, cuando vigilaba ganado, en las dos Dakotas y en Arizona, y ahora en Texas. Supongo que por eso he vuelto a casa, porque me he dado cuenta. Esa granja en la que trabajo..., allí es ahora primavera, ¿sabes?, y han nacido unos quince potros. No hay nada más cautivador o... más hermoso que ver a una yegua con su potro recién nacido. Y allí hace fresco en esta época del año, ¿sabes? Ahora hace fresco en Texas, y es primavera. Y cada vez que llega la primavera, donde sea que me encuentre, de repente tengo esa sensación. ¡Dios mío, no estoy llegando a ninguna parte! ¿Qué diablos hago, perdiendo el tiempo con los caballos por veintiocho dólares a la semana? Tengo treinta y cuatro años, debería organizar mi futuro. Entonces es cuando me apresuro a volver a casa. Y cuando estoy aquí, no sé qué hacer conmigo mismo. Siempre me he propuesto no desperdiciar mi vida y, cada vez que vuelvo aquí, me doy cuenta de que lo único que he hecho es desperdiciarla.

Arthur Miller, Muerte de un Viajante, 1949

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