Cientificismo recalcitrante

-No, son los bohemios los que nos han convencido que tiene gracia vivir de la incertidumbre. Por supuesto, nos presentaban su postura como un riesgo, como un vivir de una manera atrevida que no requiere de las seguridades de la sociedad de las luces. Mentira, el sentimiento, que en realidad poco o nada tiene que ver con la certeza, que suponían se asociaba a poseer un marco de referencia fijo a partir del cual todos los cálculos pueden realizarse sin problema venía dado para estos supuestos valientes por el hecho confortante de suponer que el marco en sí era tan inútil como ellos mismos, que su incomprensión era inherente al sistema y no al hecho irrefutable de su displicencia a la hora de hacer la tarea de física. Uno puede obtener tanto gozo y admiración y seguridad de la postura newtoniana que dictamina uno y solo un trayecto real en una caída libre como de la postura, increíble, que afirma que existen tantas trayectorias, tan reales la una como las otras, como marcos de referencia se elijan. No. No vivimos en un mundo de incertidumbres, vivimos en el mundo más certero que el hombre ha conocido y su poética no viene dada por él mismo, ya sea una poética de desencanto o de amor, à la XVII, sino por los que lo miran de lejos y emiten su opinión en prosa o verso.

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