El mundo de la sustancias

Nuestra ontología ordinaria está sobrecargada de "objetos". Está claro que una palabra como "amor" puede designar--según la teoría de un colectivo--o bien a un "objeto" o a una relación, o ambas cosas dependiendo del contexto. Lo que afirmo al comienzo es que solemos creer (o intencionalmente preferimos) que nuestras palabras designan objetos. Así, el amor o la depresión o el entusiasmo, son cosas que tenemos o no tenemos. Incluso esta metáfora del "tener" muchas veces presenta tintes económicos: requerimos de ciertos arrestos emocionales para poder poseer, muchas veces a cambio de tales, estas cositas brillantes. [Por supuesto el caso negativo es análogo: creemos que tenemos ciertas cosas contraproducentes precisamente porque no hemos hecho nuestros deberes psicologico-económicos.] Si en cambio crees que esos sentimientos en realidad son relaciones (por ejemplo, tener esperanza es una relación entre ti y los medios para conseguir tus metas o el gusto que tienes por cierta canción es un complejo de relaciones entre ti y la sociedad) encontrarás no sólo descripciones más adecuadas para tales fenómenos, descripciones que dicho sea de paso pueden servirte mejor para explicarte las causas y los efectos de tales acontecimientos, sino que podrás apreciar que la cosa es mucho más complicada de lo que a primera instancia parece, (te ofendes no por una ofensa, te ofendes por la actitud previa y posterior a una frase, por la modulación que le otorga el medio por el cual se trasmite la frase, por las situaciones que te han pasado durante el día y las expectativas que tienes sobre el o los individuos que profirieron la frase, por el contexto y la forma de codificarla) y ¿no deseamos complicarnos ad absurdum cuando pensamos en nuestra psicología? Mejor complicarse por buenas razones. 

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