Comeré pescado
Y dicho sea de paso, suponer que el genus homo tuvo una etapa acuática para explicar el crecimiento cerebral mediante el incremento de ácido docosahexaenoico debido a la alimentación litoral es tan estúpido como creer que los perros se volverán ininfugos si comenzamos a meterlos al horno. A veces seguimos teorizando como Lamarck: a menos que hubiera una presión selectiva, no hay razón por la cuál aquellos individuos ligeramente distintos, aquellos que aprovecharán la nutrición producida por tal ácido, fueran efectivamente los que sobrevivieran. Y tanto los que proponen la teoría por esta coincidencia (efectivamente el cerebro humano necesita de ese ácido para crecer de manera apropiada) como los que creen que haciendo notar que se puede obtener ese balance en tierra se elimina la necesidad de emplear la hipótesis, están equivocados. ¡Riega un cactus diario! Por más que todos sus familiares necesiten agua al por mayor, el cactus no sacará mayor provecho de eso.
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