Lo hacemos sin protección

En qué forma tan cruel se presenta la animalidad del amor, y los celos, que una frase que expresa algo consabido (eso sí, expuesto previamente mediante palabras ascéticas como "fertilidad") puede volverse la oración más triste--la oración que te echa en cara el nivel de destrucción de la dignidad propia que has aceptado; en una prueba, asequible únicamente para un loco, de insensibilidad total--con solo tomar cuerpo mediante palabras francas. Cuatro palabras. ¿Qué magia? No: que me de tregua, que me perdone siempre (¿qué he hecho?), que no hostigue mi sangre... que nunca su regreso sea una cosa cruel. Te equivocaste, mi amigo. Pero si me merezco esa crueldad, si soy un mercader de dolores y venganzas al que se debe torturar para librarse de la locura, entonces que Benedetti tenga razón, que no se salve, que se quede conmigo.

Soy un asesino, lo intento de nuevo sin protección.

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