Persona

El mundo individualista de finales del siglo XX nos heredó la cruel narrativa en primera persona. Ante las posibilidades masivas de creación, interacción, desarrollo, etc., del XXI, la gente cree que al fin la narrativa de sus vidas se centrará en lo que ellos hacen, y no en lo que les sucede. Mágicamente esas posibilidades se materializaran y dejaran de ser al que sobajan, el que pierde, el que debe, el que nunca tiene suerte. Pero no, mi amigo, la idea de que todos tenemos una vida, que nuestra vida nos pertenece y está destinada a grandes cosas, es solo una idea literaria. Lo más probable es que jamás dejemos el anonimato--no la noción opuesta a fama, sino ser indiferentes ante nosotros mismos--, la conciencia apenas nos visite de rebote y sintamos, sin saber bien a qué se debe, la inquietante presencia de quien pudimos haber sido.

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