Síndrome de Estocolmo

Nunca ganaré una olimpiada de memoria pero desde que la uso cada estampita nemónica ha tenido un rastro de mis secuestradores; ya sea la idea de que a lo lejos se preocupan y me observan, ya sea su presencia directa. Al comienzo, como en todos los secuestros, ellos observaban cada uno de mis movimientos y mi libertad estaba muy restringida. Me suministraban la comida sin permitirme intervenir en el proceso, esperaban atentos mis procesos evacuatorios naturales y vigilaban de cerca mí tiempo libre. Alguna vez escuché que hacían esto por mi bien, ya saben, los secuestradores en determinado momento se aburren de ser los malos de la película y pretenden ser tus aliados, no creo que por empatía, simple tedio pues. El rol se les va quedando de apoco y comienzan a tratarte como un igual, sin embargo, en mi caso esto tardo más o menos 16 años. En esta época ya podía hacer la mayoría de mis actividades sin ninguna supervisión e incluso en un dejo sorprendente de locura me dejaban salir--quizás sabían que yo mismo ya había jugado mucho tiempo el rol de aliado en su empresa loca como para huir así sin más. Ahora que puedo vivir sin su vigilancia, sin embargo, ya es mi mente la que está secuestrada, mi vida, me han hecho a su imagen y semejanza y jamás podré olvidarlos. ¿Quién sería si no me apellidara como ellos?

Comentarios

Unknown dijo…
Solemne!!!

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