El modelo unitario: Tercera lección del feminismo

El principal prejuicio en las concepciones del género y el sexo consiste en postular una identidad sexual distinta, y por lo regular una con características mutuamente excluyentes y prácticamente imposibles de repartirse de manera homogénea entre los sexos, para cada género. Para mí, en el caso al menos de las propiedades emocionales que la sabiduría popular les adjudica, esto se debe a que nuestras creencias sobre los sentimientos de los demás se deducen a partir de observaciones conductuales. Esto incluye observaciones de la apariencia, y como hemos* cultivado una imagen delicada en las mujeres tendemos a suponer las mismas características en las actitudes y por tanto en sus sentimientos. Una evidencia de esto incluye la creencia actual, emparejada con la disminución de la apariencia victoriana, de que las mujeres tienen un carácter fuerte. Por supuesto es inconsecuente postular características femeninas (o masculinas) generales pues eso es precisamente lo que se denuncia del modelo unitario. Un tratado no experimental sobre la sexualidad que sea teóricamente pulcro solo puede hablar de las creencias que sobre los géneros se tienen.

Comentarios

Nafrán dijo…
* Todos, como cultura histórica.
Anónimo dijo…
tú lo has dicho
Anónimo dijo…
No se trata de una deducción NATURAL acerca del carácter emocional de las personas. Hay un interés constante por reforzar las asociaciones entre la apariencia de las personas y su modo de ser. También hay una ideología constante, un orden genérico, unas instituciones (por ejemplo, los medios masivos, los grupos políticos) que nos impulsan a considerar a la imagen femenina como reflejo de sus sentimientos, o viceversa. El conductismo se aplica tajantemente a los procesos animales de comportamiento, pero no a los humanos.

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