¿Será? (Parte primera)

¿Será que la novela contemporánea es el relato del protagonista-que-toma-conciencia? Me da por creer que lo relevante al estructurar la trama de un relato de aliento largo es la dosificación de la información que se le da al lector para visualizar una situación. Vemos a un sujeto en unas escenas específicas y de a poco vamos construyendo su localización psicológica, que en un esquema muy clásico, sería su deseo. En las primeras 100 páginas ya sabemos que Oliveira busca, que tiene deseo de deseo. Pero nosotros como lectores sabemos más que el protagonista. La trama se nos plantea de tal manera, ésta escena después de ésta, porque sabemos que la ocurrencia de los eventos van a impedir que el protagonista cumpla su deseo (el conflicto del protagonista y el nudo de la novela) y tenga por ello que cambiar de alguna manera. Una vez más todo esto dentro del esquema clásico del relato.

El punto es que nosotros sabemos qué es lo que enfrenta el protagonista y él no, porque nosotros tenemos acceso a más información. Me imagino pues que la novela es el relato de “conciencia-inconciencia”: para mostrar la epifanía cartesiana del protagonista (sí, sí, pienso luego existo) el narrador plantea una situación y nos la presenta previamente a nosotros lectores. Un ejemplo claro es el K. de El castillo. Todos sabemos que los agobiantes trámites y trabas burocráticas que impiden su trabajo de agrimensor, no se deben a la excepcional inutilidad de los alemancillos del pueblo, se deben a una presencia externa a la provincia y activa en todo el panorama moderno de la administración: el individuo como funcionario. K. no sabe que este espectro magnífico se encarna en el propio castillo... Pero nosotros sí. Por otro lado es bastante claro que la narrativa simple sí puede acotarse por medio de esta categoría. Otro ejemplo directo de La Guerra de las Galaxias. Anakin es el único en toda la galaxia que no sabe que Palpatine es maligno.

Entre los muchos problemas que tiene esta descripción de lo que una-novela-es, (¿Es cierto que es el castillo el que impide trabajar a K.?, etc.) hay dos razones en particular que me provocan sospecha. ((Interconectadas ambas pero a fin de cuentas creo que sí son dos.)) La novela, como expresión artística, me parece, aspira a un ultra naturalismo psicológico: sin importar los medios estrafalarios por los cuales llega a exponer la personalidad del protagonista, la idea es describirla de la manera más plausible posible, e.d., el protagonista de la novela ha de ser perfectamente humano. Ha de reaccionar como cualquiera de nosotros. Por ello ya no hay novela heroica o de enseñanza moral. Ningún sujeto sometido a tales fuerzas y resistencias reacciona heroicamente.

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