Él sabe lo que sientes

Rudolph Carnap escribió en su autobiografía intelectual (un finísimo compendio de clichés filosóficos, positivistas, empiristas, y opiniones políticamente correctas [créeme, usando a un snob para calificar a otro más : Carnap era de los tipos que apretaba el dentífrico desde la base.]) que después de un tiempo de conocer a Einstein y volverse amigos, éste le confesó que aunque su teoría lograba captar algo de la inferencia del sujeto en la observación de los fenómenos no se sentía satisfecho. Quería apresar la circunstancia, la vitalidad de la observación. Carnap finaliza la narración con algo así como un epigrama: Einstein confundía conocimiento con experiencia.
Si tuviéramos los datos apropiados, convertiríamos a la "vitalidad de la observación" en otro "observable" más y lo describiríamos en términos de circunstancias psicológicas, neurológicas, sociales, políticas, etc. Y creo que hay dos caminos a tomar, que por un lado busquemos una teoría que unifique estos factores en una sola hipótesis (estilo: cómo computamos datos) o que mantengamos por siempre una división entre lo que sé y lo que siento.
Y es que la física ya está por acabarse, ya dio la vuelta completa y ahora hace posible una teoría de cómo percibimos (las organizaciones teóricas futuras van a caber sin modificar el esquema general de explicación matemática). Toda posible narración vital correcta va poder ser definida como una coextensión de la física, e. d., cualquier discurso correcto va poder ser traducido a términos físicos. Si nos vamos a volcar por alguna búsqueda, que ya sabemos que es nuestro sino, y no porque lo haya dicho Cortázar, sino porque somos "deseantes", de una verdad personal "que rompa los esquemas occidentales de pensamiento", "que esté más cerca de los sentimientos", "que acabe al falocentrismo", "que encuentre la verdad histórica y se deje de universalismos", etc. (críticas que dicho sea honestamente se aplican a los sistemas filosóficos que malcomprendieron la labor de la física) nos toparemos con verdades particulares, pero físicas, nunca con verdades únicas subjetivas y personales que estén fuera del sistema, pues el cuarto oscuro de la imagen vital, la representación, "el foro interno", ya fue invadido por la mathesis universalis.

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