Dádle de comer a los pollitos

El alimento para el ego, o en términos más precisos, la expresión, por parte de otros, de una percepción que describe a nuestro super-yo, es más necesitado por aquellos egos -estos ya más de Freud que aquel del sentido común- desbalanceados. En el delicado equilibrio entre las formas que construyen la estructura de la personalidad, el yo ha de producir una muy fuerte sensación de conciencia. La llamada, a veces, "sensación yoica" consiste en la elaboración de una experiencia coherente y unitaria con las percepciones, los deseos y las aspiraciones.

Cuando el yo no provee de esta experiencia, es decir, cuando no hay una reafirmación constante de la sensación yoica, el super-yo cobra cuenta exigiendo su propia reafirmación de un modo simbólico. Efectivamente el super-yo funciona otorgando deseos de realización personal y si en la experiencia conciente no pueden llegar a satisfacerse, la persona trabaja en otros medios de realización. Los comentarios que tanto nos agradan sobre lo bueno, bello, y justo de nuestra persona y personalidad son esos medios simbólicos de realización.

Y así, como para terminar en aforismo: La persona que no se realiza ha de realizarse por medio de los otros.

Comentarios

Entradas populares