Del discípulo del dionisiaco

Nietzsche escribió en el otoño de 1887 "¿Si yo he causado daño con esto a la virtud?... Tan poco como los anarquistas a los príncipes: sólo desde que se dispara contra éstos vuelven a estar firmemente asentados en su trono...Pues eso es lo que ha ocurrido siempre y lo que seguirá ocurriendo; no hay medio mejor de causar beneficio a una causa que perseguirla y hostigarla con mil perros...Eso es lo que yo he hecho." Y en el aforismo 36 del Crepúsculo de los ídolos completa la sentencia con "Moraleja: hay que disparar contra la moral."

Regresé a Nietzsche por labores escolares. Mis primeros contactos con él me enloquecieron, era un asalto total a la moral y yo con gusto participaba. Releerlo me trae cierta melancolía, mi maestro es un adorador de la virtud. Mis lecturas previas de sus trabajos me habían ocultado serenamente lo rotundo de sus formulaciones. Había que sustituir la moral del débil por la del super hombre. ¡Tanto que me gustó el Crepúsculo de los ídolos! Toda la doctrina de la transvaloración de los valores consistía ya en el cambio de su sentencia: Sólo como fenómeno estético está plenamente justificado el mundo. A: el destino de la tierra es el super hombre.

Me harta la autoridad (me vale que sea lugar común jajajá) y en esa época necesitaba argumentos para despojarme de toda moral. Los argumentos se sofisticaron y creo que es imposible una moral fuera de las normas institucionales. ¡Nietzsche llega ahora a contarme cuentos sobre metas, destinos y objetivos en la vida!
Menschlich allzumenschlich!

Comentarios

Entradas populares