Solución al problema básico

Las ideas de una comprensión vital de los fenómenos sociales que nos condujera al estado de gracia, reformulado muchas veces describiendolo como un simple silencio, me parecían de lo más ajeno. ¿Qué problema soluciona el silencio, el quietismo? Me apegaba a la interpetación de Nietzsche; un cobarde alejamiento de los problemas sociales no era, ni por mucha retórica, una solución a ellos. Pero el silencio no siempre implica el quietismo.

Llego de un viaje a Guanajuato con un profundo insight. Hablar consigo mismo de las dificultades básicas que nos presenta la sociedad no lleva a nada. ¡Oh complicada sabiduría del lugar común! La diferencia fue que las circunstancias del viaje me permitieron interpretar este "no hablar consigo mismo" de un modo un poco más radical. En la acción presente no hay tiempo (ni espacio) para la reflexión: como ejercicio preliminar al silencio contemplativo ha de prácticarse el silencio del acto. La más deliciosa serenidad se encuentra en enfrentar a los fenómenos sociales sin hipótesis alguna.

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